Las “Tres Semanas” entre el 17 de Tamuz y Tishá BeAv han sido históricamente días de desgracia y calamidad para el Pueblo Judío. Durante esta época, entre otras terribles tragedias, el Primer y Segundo Templo fueron destruidos.

Estos días son llamados el período de “entre las dificultades” (bein hametzarim), de acuerdo al verso: “todos sus opresores se han adelantado entre las dificultades” (Lamentaciones 1:3).

En los Shabat que hay durante las Tres Semanas, las Haftarot provienen de los capítulos de Isaías y Jeremías que hablan de la destrucción del Templo y del exilio del Pueblo Judío.

Durante este tiempo, varios aspectos de duelo son observados por todo el pueblo. Minimizamos la alegría y la celebración. Y, debido a que el atributo de sentencia Divina (“din”) es sentido con agudeza, evitamos esfuerzos potencialmente peligrosos o riesgosos.

Aspectos de Duelo Durante las Tres Semanas

  1. No se realizan bodas (sin embargo, la realización de ceremonias de compromiso está permitida).
  2. No escuchamos música.
  3. Evitamos todas las celebraciones públicas – especialmente aquellas que implican cantar, bailar y acompañamiento musical.
  4. Evitamos viajes de placer u otras actividades de entretención inusuales.
  5. No nos cortamos el pelo ni nos afeitamos. (Las uñas pueden cortarse hasta el comienzo de la semana en que cae Tishá BeAv).
  6. No decimos la bendición de Shejeianu sobre una comida o ropa nueva, excepto en Shabat.

Los Nueve Días

El periodo que comienza con Rosh Jodesh Av es llamado los “Nueve Días”. Durante este tiempo, observamos un nivel más estricto de duelo, de acuerdo con el dictamen Talmúdico (Taanit 26): “Cuando el mes de Av comienza, reducimos nuestra alegría”.

  1. Evitamos comprar cualquier objeto que nos traerá gran alegría.
  2. Suspendemos las mejoras del hogar, plantar árboles y flores.
  3. Evitamos litigios con no-judíos, ya que la suerte es desfavorable en esta época.
  4. Nos abstenemos de consumir carne (incluidas las carnes de ave) y vino. Estos alimentos son símbolos del servicio del Templo, y son generalmente expresiones de celebración y alegría.
    • En Shabat, la carne y el vino están permitidos. Esto aplica también a cualquier otra seudat mitzvá – por ejemplo, en un Brit Milá o en la finalización de un tratado de Talmud.
    • El vino de Havdalá debe ser entregado a un niño para que lo tome.
  5. Nos abstenemos de vestir ropas recién lavadas, o de lavar cualquier prenda.
    • Si la “frescura” ha sido quitada de la prenda antes de los Nueve Días, puede ser vestida.
    • Ropas frescas pueden ser vestidas para Shabat.
    • La ropa de niños pequeños, la cual se ensucia frecuentemente, puede ser lavada durante los Nueve Días.
    • Las ropas no pueden ser lavadas incluso si se hace como preparación para después de Tishá BeAv, o incluso si lo hace un no-judío.
  6. No nos bañamos por placer.
    • Está permitido bañarse para remover suciedad o transpiración, o por razones médicas. Esto puede realizarse solamente con agua fría.
    • Más aún, el cuerpo debe ser lavado por partes, en vez de todo al mismo tiempo.
    • Bañarse en agua tibia está permitido el día viernes en honor al Shabat.

El 17 de tamuz es un día de ayuno que conmemora la caída de Jerusalem, previa a la destrucción del Templo Sagrado. Esto marca también el comienzo de un período de duelo nacional de tres semanas, que termina en Tishá B’Av.

El 17 de tamuz es el primero de los cuatro días de ayuno mencionados en los profetas. El propósito de este día de ayuno es despertar nuestro sentimiento de pérdida por el Templo destruido y la consecuente travesía judía hacia el exilio.

El hecho de atormentarnos por estos trágicos eventos tiene como objetivo ayudarnos a conquistar las deficiencias espirituales que los provocaron. A través del proceso de “Teshuvá” —introspección y compromiso a cambiar— tenemos el poder de transformar tragedias en alegrías. De hecho, el Talmud dice que después de la redención futura de Israel y de la reconstrucción del Templo, esos días de ayuno serán re-dedicados como días de regocijo y festividad. Porque como dijo el profeta Zacarías: el 17 de tamuz se convertirá en un día de “regocijo para la casa de Yehudá, de felicidad y de alegres banquetes”.

¿Qué pasó el 17 de tamuz?

Cinco grandes catástrofes ocurrieron en la historia judía el 17 de tamuz.

  1. Moshé rompió las tablas en el Monte Sinaí en respuesta al pecado del becerro de oro.
  2. Las ofrendas diarias en el Primer templo fueron suspendidas durante el sitio de Jerusalem, después de que los cohanim ya no pudieron obtener más animales.
  3. Las paredes de Jerusalem fueron traspasadas, previo a la destrucción del Segundo Templo en el año 70 EC.
  4. Previo a la Gran Revuelta, el general romano Apostamos quemó un rollo de la Torá, sentando un precedente para la horripilante quema de libros judíos a través de los siglos.
  5. Una imagen idólatra fue ubicada en el Santuario del Templo Sagrado, un acto descarado de blasfemia y profanación.

(Originalmente, el ayuno era observado el nueve de tamuz, dado que ese fue el día en el que cayó Jerusalem previo a la destrucción del Primer Templo en el año 583 AEC. Sin embargo, después de la caída de Jerusalem el 17 de Tamuz —previo a la destrucción del Segundo Templo— los sabios decidieron una observación combinada de las dos tragedias, fijada el 17 de tamuz).

¿Cómo observamos el 17 de tamuz?

  1. No se permite comer ni beber desde el comienzo del amanecer hasta el crepúsculo.
  2. Las mujeres embarazadas y lactantes —y otros cuya salud podría verse afectada negativamente— están eximidos del ayuno.
  3. Si el día coincide con Shabat, el ayuno es postergado hasta el domingo.
  4. Bañarse, ungirse y utilizar calzados de cuero está permitido.
  5. La plegaria de “Aneinu” es agregada en la Amidá de Shajarit y de Minjá por el jazán. De manera individual se agrega solamente en Minjá.
  6. Se recitan Selijot y “Avinu Malkeinu”.
  7. Tanto en el rezo de la mañana como en el de la tarde se lee Éxodo 32:11, en donde son mencionados los “Trece Atributos de Misericordia”.
  8. En la Haftará del rezo de Minjá se lee Isaías 55:6 – 56:8, en donde se discute la renovación del servicio del Templo.