El amor que uno siente por Dios debe ser superior al amor que uno siente por las cosas materiales. Nos fue ordenado: “Ama a Hashem tu Dios… con todos tus medios” (Deuteronomio 6:5), lo que significa que debemos amar a Dios incluso si el costo de hacerlo es toda nuestra riqueza. Por lo tanto, hay ocasiones en las que la persona debe estar dispuesta a sacrificar todas sus posesiones por Dios, incluso si no se le exige que de su vida.